Las
MiPyMEs pueden (y deben) promover
la
felicidad e integración en su equipo de trabajo
Por: Marlene García, directora de operaciones en CONTPAQi®
La
felicidad es un estado de ánimo que también se refleja en las empresas: dueños,
gerentes, así como colaboradores motivados y que disfrutan su labor son fáciles
de identificar por la actitud que muestran, pero sobre todo, porque les apasiona lo que hacen y se
nota en la forma que tratan a sus clientes internos y externos.
Justo
en compañías en las que perfila un alto compromiso y optimismo hacia el equipo de trabajo, se da una ventaja en el
mercado. Y eso, por supuesto, hay que promoverlo.
Para
entender por qué es importante considerar esto hagamos un ejercicio muy
sencillo: recordemos a cualquier persona cercana que se distinga por ser
optimista. No importa si es familiar, compañero de trabajo o amigo; el sólo
hecho de traerla a nuestra memoria nos evoca gratos recuerdos (a manera de
anécdotas), y una sensación de empatía por su actitud positiva frente a los
problemas. Eso mismo sucede con los negocios.
Para
el caso de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMEs), la felicidad es
algo que se puede alcanzar con un trabajo arduo de sus dueños y gerentes, pero,
también, con la participación de cada uno de sus trabajadores. Y es que, por el
tamaño de estas unidades económicas, la comunicación y colaboración entre sus
miembros resulta más directa, lo que a su vez impacta en su estado de ánimo y
en la percepción del lugar que ocupan dentro de la estructura del negocio.
Es así que los colaboradores que
encuentran un punto en común entre el propósito de la empresa y el suyo tienen
mayor satisfacción en su labor, se desarrollan profesionalmente más rápido y
son más exitosos. Al mismo tiempo, los dueños y gerentes se han convertido en
una especie de “influencers” capaces
de inspirar a otros y de desarrollar la colaboración. Sin embargo, el principal
reto está en lograr que el personal ame no sólo estar en, sino también,
pertenecer a la organización y trascender en ella y con ella.
Para lograr este propósito es importante
que conozcan sus talentos, los amen y estén en un lugar donde, día a día, su
líder le ayuda a transformar esos talentos en fortalezas orientados a lograr
sus objetivos y los de la empresa
Lo que ocurre en México
Si
tomamos en cuenta las condiciones socioeconómicas y laborales de nuestro país,
no solamente para estos negocios sino para la economía en general, la búsqueda
de su felicidad parecería muy complicada. Aquí algunos ejemplos:
●
El
aumento de la inflación (que se coloca en mayo en 7.65%, según el Instituto
Nacional de Geografía y Estadística [INEGI]) plantea un panorama
difícil para las MiPyMEs, con el encarecimiento de insumos y servicios que
comprometen sus gastos de operación.
●
Los efectos de la pandemia que aún persisten, ya sea desde la perspectiva sanitaria, con el
número de contagios en aumento, o también, por la dificultad de alcanzar ventas
suficientes para solventar sus gastos.
●
El poco tiempo de descanso y esparcimiento con
el que cuentan los trabajadores en el país es una realidad que impacta en su desempeño y productividad. En
2021, por ejemplo, el World
Policy Analysis Center ubicó a México como el país latinoamericano con menos
días de vacaciones pagadas. Increíble, ¿verdad?
Entonces,
si consideramos estos factores resultaría hasta “absurdo” hablar de felicidad y
optimismo para las MiPyMEs. Sin embargo, a pesar del panorama adverso que hoy
vivimos, es posible promover en ellas una actitud que las haga salir avante tal
y como hacen los optimistas. Veamos cómo.
Colaboradores felices = empresas
exitosas
Lograr negocios optimistas y con
buen ánimo no se consigue de la noche a la mañana. Como ya lo mencionamos, se
requiere del esfuerzo y colaboración de todo el equipo de trabajo para lograr
un ambiente laboral sano, motivado y convencido de permear esa actitud en otros
compañeros, proveedores y, principalmente, sus clientes. Sin embargo, también
faltan otros puntos:
●
Colaboradores que amen lo que hacen no se encuentran en una bolsa de trabajo; por
el contrario, a ellos hay que generarlos. Y eso es posible haciendo que se
sientan cómodos y reconocidos con su labor diaria, contribuyendo a su
desarrollo profesional y personal, además de siempre tomar en cuenta sus
necesidades e inquietudes.
●
Motivar e inspirar la cultura de la
organización es otra práctica fundamental para
lograr el optimismo en un centro de trabajo. Para ello no basta con definir la
misión y visión de la empresa; es necesario hacer parte de este y otros
procesos a los colaboradores y sus ideas.
●
Ofrecer desarrollo de talentos es imperativo en cualquier empresa. Podemos
tener un capital humano lleno de habilidades, pero de nada sirve si no las
promovemos para mejorar el desempeño de la organización. Aquí la capacitación
constante es una herramienta básica.
●
Promover la confianza con los colaboradores se logra a partir de un trato cercano y
abierto, siempre entendiendo y atendiendo sus inquietudes, dudas y comentarios
a favor de la empresa. Se acabaron las viejas estructuras verticales de mando y
dirección; hoy es momento de integrarse codo a codo con cada miembro del equipo
de trabajo.
Estas
son algunas acciones que cualquier empresa (sin importar su giro o tamaño)
puede desarrollar para promover la felicidad, integración y optimismo de sus
colaboradores. No olvidemos que la actitud positiva y el buen ánimo del capital
humano hacia su centro de trabajo es responsabilidad de todos los líderes de la
organización, y también, un activo importantísimo para mantenerse en la preferencia
del mercado.
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